Sí, actualmente existen ofertas para conseguir una tarjeta de crédito sin cambiar de banco. Sin embargo, no todos los bancos las ofrecen.
Normalmente, para solicitar una tarjeta de crédito, como mínimo, te exigen que tengas una cuenta corriente y lo más común es que te soliciten que domicilies tu nómina, pensión o ingresos regulares. Por consiguiente, prácticamente estás cambiando de banco, puesto que te obliga a llevar a cabo tus principales gestiones financieras desde esta entidad.
Al domiciliar tu nómina o cobros regulares, el banco consigue lo siguiente:
Como puedes ver, domiciliar tus ingresos es una mina para los bancos. Por ello, suelen exigir este requisito para conceder crédito, aunque te obligue a cambiar de banco.
Sin embargo, como hemos comentado al principio, existen entidades que no te exigen este tipo de vinculaciones para conceder una tarjeta de crédito.
Sencillamente, son tarjetas de crédito. Una tarjeta de crédito es un medio de pago que tiene incorporada una línea de crédito para que puedas hacer uso de un dinero que no tienes en tu cuenta en el momento de la compra.
En otras palabras, son el mismo producto que contratas con cualquier otra entidad. No tienen nada de especiales. La única diferencia que presentan es que la entidad emisora no impone requisitos de vinculación para conceder la línea de crédito asociada a la tarje
Los requisitos para conceder una tarjeta de crédito dependen de las políticas comerciales de la entidad. Del mismo modo, las condiciones de cada tarjeta también dependen de las políticas aplicadas por el banco que las emite.
Así pues, las tarjetas de crédito que se conceden sin cambiar de banco no tienen que ser necesariamente más caras o desventajosas. Estas cuestiones dependen de cada entidad.
Para que te hagas una idea, estas son las condiciones que tienes que prestar atención a la hora de solicitar una tarjeta de crédito.
El importe máximo del crédito está relacionado en gran medida con tu capacidad de solvencia. Sin embargo, algunas entidades ofrecen cantidades mayores que otras.
En este aspecto debes decidir qué montante necesitas (teniendo en cuenta que puedes sufrir imprevistos) y si la entidad puede concedértelo.
Las tarjetas de crédito pueden tener comisiones por varios conceptos:
Sin embargo, al igual que el resto de condiciones, su aplicación e importe depende del banco emisor. Puedes encontrar tarjetas de crédito sin comisiones.
Al pagar con una tarjeta de crédito y devolver el dinero dispuesto a fin de mes (a pesar de que existen tarjetas que permiten plazos superiores), no se aplica interés alguno.
Pero si decides aplazar el pago, para devolver el crédito en cuotas mensuales, normalmente tendrás que hacer frente a intereses. Puedes comparar los intereses de las tarjetas de crédito atendiendo a la TAE (Tasa Anual Equivalente).
Las tarjetas de crédito suelen incorporar algunos tipos de seguros. En este aspecto tienes que valorar cuál de ellos te resulta interesante. Por ejemplo, si viajas con frecuencia, puede que te sea útil que la tarjeta te proporcione un seguro de viaje (además de no aplicar comisión por cambio de divisa).
Por otra parte, un seguro contra el fraude, robo o extravío siempre es útil en el caso de las tarjetas de crédito, así te aseguras por ejemplo frente a transacciones fraudulentas.
Es posible que la tarjeta de crédito incorpore algún programa de puntos o algún tipo de descuento por comprar en determinadas marcas.
Es una opción que puede serte útil, pero recuerda que, quizá son más las comisiones que te aplican que el descuento que obtienes.
Es importante monitorizar la tarjeta. Actualmente, existen apps que te informan de todos los movimientos y donde puedes realizar cualquier gestión. Desde allí podrás cancelarla rápidamente en caso de extravío o sustracción para evitar que se cometan fraudes.
Recuerda comprobar que la entidad emisora pone a tu disposición apps de este tipo, como la aplicación de Bank Norwegian, para mantener el control total de tu tarjeta. Con mayor motivo cuando se trata de tarjetas de crédito sin cambiar de banco, puesto que tienes un contacto tan estrecho.
Generalmente, acceder a las tarjetas de crédito sin cambiar de banco es un proceso sencillo, rápido y cómodo. Este tipo de tarjetas son de fácil aprobación.
El procedimiento para realizar una solicitud suele ser completamente online. Tras contactar con una entidad que ofrezca este tipo de producto a través de su web, tan sólo tienes que rellenar un formulario en el que facilitas tus datos personales y económicos, enviar una documentación acreditativa de tu identidad e ingresos y firmar el contrato (puede hacerse de forma digital).
Los requisitos son mínimos. Basta con que tengas capacidad para contratar, ser titular de una cuenta corriente con otra entidad, no tener deudas impagadas y presentar una cierta solvencia.
Las tarjetas de crédito de sin cambiar de banco son de fácil aprobación, no tienen unos requisitos tan estrictos. La prueba está en que no exigen vinculaciones para su concesión.
No obstante, siempre se comprueba la capacidad de devolución del solicitante y no hay una regla estricta para determinar el riesgo que presenta.
Cada entidad aplica sus propias políticas de riesgo, pero como norma muy general, puede considerarse que tienes una capacidad de solvencia suficiente si tienes ingresos regulares y tus cargas financieras no superan el 35% de los mismos.
Por supuesto, no debes tener deudas impagadas ni figurar en un fichero de morosidad.
Si la tarjeta de crédito no tiene comisiones, obtendrás un medio de financiación completamente gratuito (siempre y cuando abones las cantidades dispuestas a final de mes, sin aplazamiento). Debido a que no existe una fuerte vinculación con la entidad, puedes cancelar el contrato con mayor facilidad.
Tener una tarjeta de crédito adicional te permite tener otra alternativa de pago. Con lo cual ganarás en flexibilidad y no tendrás inconveniente en caso de pérdida o robo de alguna de las dos tarjetas. También tienes una mayor diversificación en cuanto a entidades y condiciones de contratación (imagínate que te cancelan el crédito en uno de los bancos).
Todo ello sin contar con los seguros y otras ventajas que te ofrecen las tarjetas de crédito sin cambiar de banco.